Las personas en nuestro mundo comenzaron hablar de reciclar, reusar, hace más de 30 años. Siglo pasado año 1990 “cuando nos dimos cuenta de que había que aprovechar mejor los recursos que tenemos”, asegura Ángel Fernández Homar, presidente de la Fundación para la Economía Circular en España.
Hasta ese momento, y también después, lo normal era que en los hogares se tuviera solo un modelo de contenedor para depositar todo tipo de basura, la que terminaba en un vertedero "más o menos controlado".
Hasta que en 2015 la Unión Europea aprobó el primer paquete de economía circular. “La economía circular se compone de múltiples procesos y su objetivo es lograr que los materiales circulen de forma infinita, de un producto a otro, de un proceso a otro, y que no lleguen nunca a convertirse en materiales inutilizados”, asegura Christopher Brosse, experto en suprarreciclaje, en su libro ‘La basura no existe. Hacia el suprarreciclaje y la economía circular’.
Por suprarreciclaje entendemos el proceso por el cual los desechos “son transformados en productos de mayor calidad y valor ecológicos”. Bajo esta nueva lógica, aparecen las "Re" en escena.
Repensar y Rediseñar: Distintas maneras de llamar al ecodiseño. Con este concepto se busca desde su creación que el producto sea más longevo y eficiente, consuma menos, tenga una menor huella ambiental, sea Reparable o se pueda actualizar.
Rechazar: Cuando existen alternativas, los consumidores pueden elegir rechazar productos tóxicos y materiales que no son ecológicos o que representan algún tipo de obstáculo a la hora de ser tratados.
Reparar: Un proceso que se ha ido perdiendo en el mundo desarrollado y vuelve a tomar fuerza en países como Alemania.
Restaurar: tiene que ver con que los objetos recuperen sus características originales. “Es una práctica muy popular en el mundo del arte, y también se puede aplicar a los productos”.
Remanufacturar: Proceso industrial para aprovechar los componentes de los productos cuya vida útil llegó a su final; como las piezas de un móvil que sirven para fabricar uno nuevo. “Renault diseña sus coches teniendo en cuenta que sus piezas servirán para vehículos nuevos”, acota Fernández Homar.
Reeducar: El cambio es imposible sin una sociedad educada con conciencia. La personas tienen un carácter protagonista dentro de la economía circular, asegura el experto.
Reducir: consumir menos, sobre todo productos con impacto negativo en el medio ambiente porque sean difíciles de reciclar.
Reutilizar: La caja de galletas que se convierte en costurero o un envase de vidrio que se limpia y usa para guardar conservas caseras.
Reciclar: Tratar productos que han llegado al final de su vida útil para aprovechar los materiales de los que están compuestos y fabricar con ellos otros nuevos.
Recuperación energética: Quemar los residuos que ya no se pueden aprovechar de ninguna manera para producir energía, como solución menos mala que el vertedero.
La Unión Europea, que según recuerda Fernández Homar es el gran referente en este terreno, fue bebiendo de distintas corrientes de pensamiento que clamaban por un cambio en la tradicional economía lineal (extraer materias primas, producir, consumir y tirar) y que fueron recogidas en libros como ‘De la cuna a la cuna’ (escrito en 2002 por William McDonough y Michael Braungart).
La economía circular ha impuesto un cambio en el acento, que ya no es solo reciclar. El mensaje ahora es "que el recurso ha de seguir vivo”, insiste este especialista, que hace un símil con la medicina preventiva y su objetivo de mantener sanas a las personas el mayor tiempo posible.
Extracto de artículo sostenibilidad del banco BBVA